Las mil utilidades del abedul: En las culturas celta y romana, el abedul blanco (Betula pendula) era considerado como el árbol de la sabiduría.
Sus habitantes utilizaban la corteza, perfectamente prensada, pulida y alisada, como papiro para escribir manuscritos. Con fines menos ortodoxos usaban los maestros sus flexibles ramas, con las que azotaban a los alumnos más revoltosos.
Unos cuantos siglos después, esta especie de hoja caduca, poco abundante, sigue acompañando al ser humano. “En zonas de la Cordillera Cantábrica, la acción humana ha favorecido a los abedulares, al convivir con el aprovechamiento ganadero”, explica a SINC Alipio García de Celis, director del departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid.
Las mil utilidades del abedul: De jarabe a muñecas rusas
Además de sus usos forestales, los abedules tienen aplicaciones terapéuticas para el ser humano. En algunos países europeos, su savia sirve para elaborar jarabe y se usa como enjuague bucal en enfermedades de la garganta, ulceraciones bucales o irritación de encías. También es un buen aliado para curar pequeñas heridas.
“La betulina, una sustancia negra y pegajosa en el interior de su corteza, se emplea para tratar enfermedades”, asegura Cantó. Cuando se destila, origina un aceite resinoso balsámico con el que elaboran cuero en el norte de Europa.
En la antigüedad, su flexible corteza servía para confeccionar cestas, prendas de ropa y calzado. De hecho, “se han encontrado útiles de cortezas de abedul en buen estado en enterramientos de hace varios siglos”, apunta el vocal.